domingo, 3 de septiembre de 2017

QUINCE AÑOS DE EVANGELIZACIÓN - VII ÚLTIMO


QUINCE AÑOS DE EVANGELIZACIÓN- VII ÚLTIMO CAPÍTULO


Necrolatría y nigromancia

Todas las tribus africanas habitualmente practican la necrolatría y nigromancia, con actos de adoración a los muertos e invocación de sus espíritus, que los pamues llaman Akom melan.  

Para ello guardan  las calaveras de sus antepasados en unos cuencos de cortezas de árbol y cuando estiman que sus antepasados se han olvidado de ellos o quien conseguir triunfos en la guerra o riquezas en abundancia, preparan una especie de cabaña cercana al pueblo, donde ordenan sus calaveras y huesos de sus antepasados, cubriéndoles de un polvo rojo diluido en agua.

Todos los iniciados pueden presenciar los cultos que efectúa el interesado. Acostumbra a realizarlo ante sus hijos, mostrándoles la calavera de sus abuelos, perfeccionándolo con un relato biográfico de su vida: donde nació, la familia a su cargo, lugar de su muerte y hazañas de su vida.  Recordándoles que cuando ellos sean mayores tendrán que efectuar algo similar.

Luego nuestro hombre, se dirige a sus calaveras, explicándole las víctimas que le trae, tales como ovejas, cabras, gallinas, y le habla como si el otro le pudiera oír: ¡Oh padre mío, hace ya cinco meses que no has comido; hoy te traigo una cabra para que comas, yo te pido me des mucha riqueza, quiero casarme y tener cinco mujeres, y que todas tengan muchos hijos que me ayuden en el trabajo!. Fulano me debe un dinero, que me pague pronto, y así una retahíla de peticiones y deseos.

Una vez expuesto todo ello, sacrifica a la víctima, derramando la sangre encima de la calavera.

Los asistentes desuellan la pieza y parten las carnes, llevándolas a las cocinas de las mujeres para que la guisen en grandes revueltos, con prohibición de comer algo. Una vez bien cocinada con cacahuetes o calabazas, las vuelven a entregar a los mayores, quienes ponen toda la comida a la calavera y se van al pueblo, permaneciendo sentados en el salón común, si bien los pícaros no pierden de vista el ELIK en el que se hallan las calaveras, y una vez han creído que los difuntos ya se han atracado de comida, recogen los envueltos y los engullen, bajo la sombra de un árbol, haciendo creer a los inocentes que las almas de los difuntos están bien satisfechas del convite que les han ofrecido,.

Datos extraídos y copiados del libro titulado Quince Años de Evangelización, escrito por el vicario apostólico de Fernando Póo, don Leoncio Fernández Galilea C.M.F. , editado en 1939.

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