miércoles, 18 de abril de 2018

LA VIDA COLONIAL EN LA GUINEA ESPAÑOLA- CAPITULO 6


CHARLA  EN LA UNIVERSIDAD DE BARCELONA. – CAPÍTULO  6

Mis padres mi hermano Salvador y yo, el que tiene cara de pocos amigos. 

Embarcamos en el Dómine un barco mucho más grande que las golondrinas en las que había montado alguna vez en el puerto de Barcelona, eran tantas novedades que no tuve tiempo de marearme. Después de 25 días de viaje y de tocar un sin fin de puertos, llegamos al atardecer a la costa de Santa Isabel, donde olía a humedad y se vislumbraba una vegetación densa con árboles gigantescos como las ceibas.
Dado que el muelle era un pequeño espigón, no se podía atracar de noche, así que tuvimos que esperar hasta al amanecer. En aquellas latitudes el amanecer es como encender o apagar una  luz, en pocos minutos de la plena oscuridad se pasa al radiante sol. Por la mañana tras un atraque laborioso, subieron al barco un médico, y la autoridad gubernativa para comprobar que llevábamos las vacunas pertinentes y el pasaporte , así como  el permiso de trabajo,  aquellos territorios pese a ser colonia española, no se podía viajar sin  pasaporte y sin tener un contrato de trabajo,.
La llegada del barco era un acontecimiento festivo mensual y a tal fin iba todo el mundo al muelle a ver la llegada, bajaba la banda de música de la Guardia Colonial, con su teniente Casaurrán al frente, y todo era un festejo, creo que hasta el himno nacional lo bailaban los nativos, como salsa africana. Dice el dicho africano que el blanco tiene el reloj  y el africano tiene el tiempo, quiere decir que disfrutan, que exprimen el gozo del tiempo, contra nuestra costumbre de pautar el mismo, como si fuéramos metrónomos de la vida.


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